Irene irradia felicidad y amor, te quiere y no te juzga; siempre está
ahí, para dar un paseo o tomar un café y apoya todos tus proyectos,
hasta los más locos. Tal vez las dos llegamos a Gijón porque teníamos
que conocernos. Ahora me ha hecho un gran regalo: Martín, una personita
más con quien seguir caminando. Se merecían un recuerdo especial.
Gracias a María Cear por las fotos, naturales, improvisadas, perfectas.
© Fotos
María Cear.